Conversaciones con la soledad

"A mis soledades voy,
de mis soledades vengo
que para andar conmigo
me bastan mis pensamientos..."
(Lope de Vega)

"La soledad es la suerte de todos los espíritus extraordinarios".

 (Schopenhauer)

-          Hola Sra. Angustias, ¿Cuánto tiempo sin verla?

-          Hola Soledad, hace tiempo que no vengo a comprar al mercao....ugch! chiquilla, ¡que mala cara haces!

-          Mire que estaba yo el otro dia pensando, hace tiempo que no veo a la Sra. Angustias ¿Cómo estará?

-          Pues ya lo ves, angustiada, ¿Cómo voy a estar con esta vida que llevo?

-          Mujer, cuenteme usted que es lo que le pasa!?

-          Pues nada, mi hijo, que es un cabeza hueca, y no levanta cabeza.

-          ¿Qué es?, ¿el trabajo?, ¿que este tampoco le gusta?

-          Eso es! Que no dura ni una semana, que se cansa y lo deja, que dice: “!esto no es pa mi!”

-          Pues que mala suerte que tiene.

-          Y que yo no sé que vamos a hacer, que necesitamos el dinero para vivir, y que esto no puede ser.

-          ¿Y su nuera? ¿A ella le va bien?

-          Si, ella trabaja por los dos, pero no cobra bien, la pagan muy mal.

-          No sufra mujer! Verá como encuentra un trabajo que le convenga.

-          Ay! No sé, ojalá viviera mi Manolo, él no consentiría tanta mala suerte, agarraria a este hijo que tengo de las orejas y seguro que le gusta el trabajo.

-          No se apure.

-          Si al menos buscara trabajo, ¡pero que va a buscar!, si se pasa el dia en el bar, o perdío. Estoy yo todo el dia sola.

-          ¿Y su nieto? ¿No está con usted?

-          Mi nieto en la guarderia, hasta que lo recoge su madre, y ya luego vienen a la casa, pero mi hijo yo no lo veo.

-          Entonces se pasa usted el dia sola…

-          Y bien sola que estoy!

-          ¿Y no cree usted que estaria mejor en una residencia?

-          Ay no! Con todos esos viejos, siempre de mal humor, yo me estoy en casa de mi hijo y les hago de comer, y les lavo la ropa, ¡a mi me necesitan ellos!

-          Bueno, mientras usted tenga salud, yo la veo muy bien. ¿Y por qué me decia que tengo yo mala cara?

-          Porque la tienes, te veo yo muchas ojeras.

-          Que no tengo yo tantas ojeras, solo estoy un poco cansada.

-          Yo no lo diria… ¿Es que no duermes bien?

-          Bueno, ultimamente no duermo mucho, me desvelo.

-          ¿Y qué es lo que te preocupa?

-          Nada. Es por el cansancio. Estoy todo el dia trabajando y corriendo porque no doy abasto.

-          Pues deberias dormir como un lirón.

-          Bueno, tambien estoy un poco intranquila.

-          ¡Acabaramos!, ¿intranquila por qué?

-          Porque tengo que hacerlo todo yo, y no tengo ayuda, mi marido llega de trabajar ya con la mesa puesta, come y se va, y no vuelve hasta la hora de cenar.

-          Pero, ¿intranquila de qué?

-          Pues de eso, no me ayuda y luego además no le gusta lo que le cocino, y se queja y dice que no sé cocinar.

-          Ahora te entiendo, lo que te pasa es que estás muy molesta.

-          ¿Y cuando vais a encargar el niño? ¡que se te pasa el arroz!

-          Es que dice él que no es el momento, que no hay dinero.

-          Pues por ese camino no lo vais a tener nunca.

-          Yo lo que quisiera es plegar de trabajar, y dedicarme a criar, pero claro, es que no hay dinero.  Por eso tampoco salimos ni vamos a ningun lado, para no gastar. Y por eso él tampoco me regala nunca nada, para poder ahorrar.

-          ¡Qué difícil está la vida hija!

-          Me dá un poco de vergüenza decir esto, pero usted me da confianza, me pasa también que me siento tonta, cuando hablo con él, me trata como si lo fuera, todo lo que digo está equivocado y me siento muy mal.

-          Ay hija mia! Yo no se decirte, mi Manolo me trataba como una reina, yo nunca me sentí así.

-          Pues yo no sé que hacer más, me siento incomprendida y es por todo y por nada, por eso estoy intranquila.

-          Ay Soledad!,  ¡me quejo yo de estar sola! ¡No sé quién está más sola!