viernes, 28 de enero de 2011

Conversaciones con la impaciencia

-                      Anda, ¡qué casualidad encontrarte aquí!
-                      Hola guapa, me he acercado al “súper” a comprar galletas para la merienda de los niños, se me habían terminado.
-                      ¡Qué cola más larga! ¡Con la prisa que llevo! ¡Parece que nos ha tocado la cajera lenta!
-                      ¿Cómo estas? Hace tiempo que no te veía.
-                      Es que estoy liadísima, no paro ni un momento, pero necesitaba mis infusiones para los nervios. ¡Tienes que probarlas! Van muy bien para relajarse.
-                      No, gracias. Yo sigo con el café, sino es que me duermo.
-                      Es que yo paso mucho stress en el trabajo, me presionan mucho y no quieras saber como me ponen.
-                      ¿Sigues teniendo problemas con el jefe?
-                      Si, todo le parece mal, siempre revisándolo todo una y otra vez, es un impertinente, no lo aguanto.
-                      Tu jefe entonces es un pelmazo!
-                      Siempre está diciéndome como tengo que hacerlo y yo ya sé.
-                      Vaya! No tienes mucha suerte con los jefes. ¿Y tu novio, que tal está?
-                      Bien.. ! otro que tal baila ¡ Ese también me tiene un poquito, un poquito…harta!
-                      ¿Qué te pasa?
-                      Le llevo diciendo hace tiempo que tenemos que poner el toldo al balcón y no me hace caso, que tenemos que llevar el coche al chapista y nada, no me hace caso.
-                      ¿Y por qué no te hace caso? ¿Está muy ocupado?
-                      Pues… no sé, supongo que si, ¡qué importa! ¡De todas formas no me hace caso!
-                      Ay mujer! ¡Que cosas dices!
-                      Y ESTA COLA!!… QUE PASA QUE NO SE MUEVE!!
-                      Chica, no alces la voz, si ya estamos casi.
-                      Es que es verdad!! No tiene sangre, aquí nos dan las uvas.
-                      No es eso, es que tienen estropeado lo de pasar las tarjetas, lo dijeron por megafonía.
-                      Ah! Pues no lo escuché.
-                      Es que chica, vas tan corriendo por todas partes, que no escuchas, se te pasan las cosas.
-                      Puede ser, mi novio me dice a menudo que voy muy a la mía, y que no me fijo.
-                      Yo creo que lo que te pasa es que te lo tomas todo muy personalmente.
-                      ¿Qué quieres decir?
-                      Por ejemplo crees que tu jefe te juzga por tu trabajo, y quizás es que él es una persona desconfiada, con lo cual es así con todo el mundo, no contigo.
-                      Bueno, sí, tienes razón, es una persona muy desconfiada.
-                      Piensas que tu novio no te hace caso pero no sabes si está ocupado.
-                      Ya!… A lo mejor quiere estar más pendiente de mí, pero no tiene tiempo.
-                      Te molestas por la cola del super sin saber si existe algún problema.
-                      Para ya! Me estás dejando retratada.
-                      Te lo digo porque soy tu amiga. Te impacientas y te enfadas muy fácilmente sin motivos, porque crees que el mundo conspira para fastidiarte, ¿has pensado la cantidad de problemas que tiene la gente?
-                      Me has dejado sin palabras!
-                      [Siguienteeeeee] Bueno guapa, me alegro de haberte visto, a ver si quedamos!
-                      Sí, te llamo un día de estos. Adiós, guapa!

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