Javier y Cristina son novios desde hace unos cuantos meses ya. Ambos
se quieren muchísimo, y dan todo por el otro. Son archigenerosos, entregados y
aparentemente altruistas.
-
¡Hola Cariño! ¿Qué tal el día de trabajo? [Dijo Cristina]
-
¡Hola Cariño! Muy bien, un día tranquilo, no
recuerdo nada especial. [Dijo Javier]
-
……...
-
¿Y tú que tal en tu trabajo? [Javier]
-
¡Bien! El jefe hoy estaba de buen humor…así que los
demás también.[Cristina]
-
¿Qué te apetece hacer?
-
Me gustaría ir a ver la tienda esa nueva de cosas de
casa.
-
¡Bueno, vale! Y de paso nos acercamos al kiosco a
comprar la revista.
-
Vale!
-
Ay! ¿Sabes que? Tengo un dolor aquí en el hombro, no
sé si me vendría bien un masajito.
-
¿Dónde? ¿Aquí?
-
Aaaayyyy!!! Sí, ahííí.
-
Pues luego en tu casa te doy un poco y te lo quito.
-
Ahora que me acuerdo, el otro día no te conté una
del trabajo que lo flipas! Es una chorrada en realidad! Resulta que el tío
nuevo de recursos humanos, el que se encarga de la seguridad y que acaba de
llegar y lo quiere cambiar todo, pues a la hora de salir va y se resbala en el
rellano, jajajaj…, resulta que las de la limpieza habian empezado a fregar…y,
jajajaj…, patinó y se fue al suelo.
-
Pobre! Y porque te hace tanta gracia?
-
Bueno, jajaj, no es sólo imaginármelo en el suelo,
es que nunca en 10 años le ha pasado a nadie…jajajaj, y va y le pasa al de
seguridad..! Y como es el de seguridad pues ahora las mujeres de la limpieza
tienen que poner unas balizas amarillas enormes… en cada puerta de
acceso..jajajaj
-
¡Si, eso está bien! Es que una caída tonta de esas
te puede dejar echa polvo!!
-
¿Pero… no te hace reír?
-
Pues no sé, quizás es porque no lo conozco.
-
¡Es que no tienes nada de sentido del humor! ¿Pero
no ves lo gracioso que es que el de seguridad sea precisamente el que tenga los
problemas de seguridad?
-
¡Ya estas otra vez explicándome las cosas! ¿Pero por
qué me tratas de tonta? ¡Esa manía tuya de explicarlo todo!
-
Uy uy, que fácil te molestas por nada… ¡que yo no
pretendo que te enfades!
-
¡Pues a mi si me lo parece!
-
¿Pero, por qué dices eso? ¿Qué he hecho yo?
-
Da igual!
-
No, no da igual. No entiendo por qué te pones así!
-
¿Verdad que tú te enfadas cuando te digo que en tu
piso hay más pelusa que en el desierto de Arizona? ¡Pues.. es lo mismo!
-
¿! Cómo que es lo mismo?! ¡que va ser lo mismooo…!
-
Pues si, porque si a ti no te gusta que te trate de
guarro, a mi no me gusta que me trates de tonta.
-
Ay vaaa! Eso
no tiene nada que ver.
-
No que va! Te enfadas como una mona si te digo que
eres algo dejado, cuando no cuesta nada pasar la escoba. ¿Te das cuenta como tú
también te enfadas?
-
¡Pues claro, porque eres una maniática de la
limpieza!
-
¡Já! Vesssss! Ahí lo tienes: Resulta que limpiar es
una manía mía, pero claro, que tú estés contando las veces que no he entendido
una cosa para explicármela no es una manía….no, no es una manía.
-
Pero mujer…mmm que si hago eso es por tu bien, para
que sepas, yo estoy compartiendo contigo lo que sé.
-
Mira, lo mismo que yo, que no estamos casados y
tengo que estar ya limpiándote el piso. ¿Acaso no es también compartir contigo
el evitar que vivas en una “cuadra”? Por tu bien es también.
-
Pero Cristina, ¿Qué tendrá que ver?
-
Mira Javier, yo cuando quiero saber algo lo
pregunto, si no pregunto pues no agobies. Esto que nos pasa a los hombres y las
mujeres tiene un nombre, ¿lo sabias? Me lo ha dicho una del trabajo que es
psicóloga, se llama “polaridad”.
-
¿Polaridad?
-
Si……Oye, que si no sabes lo que significa, yo te lo
explico otra vez.
-
Déjalo, que….que ya se lo que es, si..déjalo!
-
[Pasaron por las tiendas y compraron un mantel la
verdad muy bonito y el nuevo numero de la “Muy interesante”]
-
[Y ya de vuelta y en casa del novio]
-
Javier! Ven aquí! Dime donde te dolía y relájate.
Que te dejo como nuevo!
-
Uf! Es que me duele todo..
-
¿Todo?
-
Bueno, mas en lo que es el cuello, y también la
espalda, vamos!
-
Valeeee! Ay, mi cabezoncete! Shhhh..calla, no digas
nada y relájate.
-
Si es que tengo un tesoro! Que haría yo sin ti!
-
¿Te lo digo? Sin mi ni comerías, ni limpiarías, ni
tendrías un masaje gratis, ni te acordarías de los cumpleaños de tu familia y
ni serias tan guapo.
-
Ja,ja,ja. Puede ser! ¿Y tú? ¿Qué harías tú sin mí?
-
¡No sé, dímelo tú!
-
¡Está bien! Sin mi, no podrías reírte de nadie, no
encontrarías nunca nada, te asustarías con los ruidos, te perderías en tus
complicados problemas y te quedarías sin esa dulce y preciosa sonrisa que tienes.
-
Ay..y si..me das ahora tú a mí un masaje...eh!
-
[Y colorín colorado, este cuento se ha
acabado]
¿Por qué decía al principio “aparentemente altruistas”? Pues porque
todo el mundo absolutamente todo el mundo es entre un poco egoísta, y muy
egoísta. Es decir, nadie da nada por nada. La generosidad es aparentemente una
gran virtud, es darse al otro incluso con ansia por complacerlo, y eso que
parece amor puro e incondicional, es también necesidad de reconocimiento. Quien
da sin pedir nada a cambio, aunque no sea muy consciente, está esperando
recibir de algún modo algo equivalente, especialmente en una pareja. La generosidad
de una madre a su hijo si podría ser altruista, pero aun en este caso, también
espera de su hijo normalmente algo, espera agradecimiento y cuidado en su
vejez. Quien no necesita reconocimiento de nadie, porque sabe que el
reconocimiento parte de sí mismo, no necesita una pareja estable ni hijos, son
los casos de personas que viven solas por decisión, y no se sienten solas.
En la historieta, pretendo contar que Javier le razona todo a
Cristina, y se vuelca en ella todo lo posible, pero no se da cuenta que su afán
por corregir a Cristina y demostrarle sobre cuantas cosas sabe, no es por
ignorancia de ella, sino por necesidad de reconocimiento de él, de su
inteligencia. De otro modo, solo opinaría al ser preguntado. Y Cristina, se
entrega por completo a Javier, cree que es amor, y lo es, pero también es
necesidad de ser reconocida como adorable, afectuosa y útil. De otro modo, no
estaría obsesionada en el bienestar de Javier. ¿Y por qué necesitan
reconocimiento? Porque son orgullosos, orgullosos de lo que son. Y orgullosos
seguirán siendo mientras no comprueben con la experiencia de la vida que no hay nada que demostrar, que no hay aplausos, que la ayuda es gratis porque no hay personas mejores y personas peores, sino que cada uno es como es y todos necesitamos ayuda de todos. Este orgullo solo sirve para una cosa: dar mucho pero no recibir lo esperado.
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