jueves, 11 de febrero de 2016

Los cátaros. Las herejías.

El nombre «cátaro» viene probablemente del griego καθαρός (katharós): ‘puro‘.

El significado etimológico de «rey» es “el que hace cumplir las reglas”, lo otorgaba el emperador romano a los jefes de la guerra que estaban a su servicio.

"Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos" (Mateo 5:3-11)

Se conocía con el nombre de “cátaros” a los habitantes de una pequeña región de Occitania denominada Septimania, en el sureste de Francia, cuya doctrina religiosa era contraria a la admitida por la Iglesia Católica, fruto de lo cual acabaron siendo declarados herejes y exterminados en el siglo XIII. Curiosamente, su religión derivaba de la cultura de los pueblos visigodos que terminaron por asentarse en Occitania en el siglo V, quienes habían adoptado las novedosas creencias cristianas vigentes en el imperio romano, en su paso por él en el siglo IV. En este tiempo la religión mayoritaria era el posteriormente denominado cristianismo arriano, era una de las diferentes corrientes fruto de las variadas interpretaciones de los evangelios de los discípulos de Jesús. El debate religioso terminó en el año 380 d.C. cuando el emperador Teodosio I prohibió mediante el Edicto de Tesalónica cualquier credo que no fuese el cristiano niceno.

La región de Occitania había sido conquistada por el imperio Romano en el año 275 a.C. y permaneció bajo su dominio hasta el año 418 d.C. en que cedieron las tierras al pueblo visigodo pactando una alianza por la defensa del territorio. Duró hasta el año 507 d.C. en que los Francos, pueblo germánico como los visigodos y aliados también de los romanos para salvaguardar el norte de las Galias, irrumpieron en la zona. Los jefes visigodos y su pueblo huyeron en su mayoría a Barcelona, Toledo y Palencia, y allí se convirtieron al catolicismo a cambio de tierras, poder y el título de Rey que otorgaba Roma. La conquista musulmana en el 711 d.C. terminó de hacer desaparecer los valores y principios del pueblo visigodo original en todo lugar a excepción de la Septimania, último reducto de una cultura que sobrevivió hasta su exterminio entre 1209 y 1244 con la denominada Cruzada albigense.

La Cruzada albigense, o Cruzada contra los cátaros, fue decisión del entonces Papa Inocencio III, debido a que los esfuerzos por convertir a las gentes al catolicismo por mediación de misioneros no había surtido suficiente efecto. Debido a que en ese tiempo la autoridad del Papa ya era mayor a la del emperador, y habiendo incluso organizado las cruzadas contra los musulmanes en Oriente, ordenó la conquista de los territorios cátaros a las mismas milicias y órdenes religioso-militares que surgieron para combatir el Islam,  confiriéndoles también el poder tomar en propiedad las riquezas y territorios conquistados, siendo además indultados por Dios de todo anterior pecado realizado en sus vidas puesto que la lucha era en su nombre. Dicha cruzada fue una aniquilación sin intermediación de la Inquisición, la cual no empezó a ejercer sus torturas y castigos hasta después de 1252.

Fue en el tiempo de las Cruzadas entre los siglos XI y XIII cuando la Iglesia Católica llevó a cabo grandes reformas, conocidas como la reforma gregoriana. La primera y principal reforma fue declarar al Papa de Roma la máxima autoridad por encima de los emperadores. Otras reformas muy importantes fueron la prohibición del matrimonio de los sacerdotes, instigándoles además a llevar una vida de castidad bajo amenaza de excomunión, y la prohibición de la compra-venta de bienes espirituales a cambio de oro por cualquiera que no fuese un cargo eclesiástico autorizado para tal fin, lo que se conoce como simonía. Además, entre todos los dictados, una idea jamás podía ser entredicha, que el Papa es el único legítimo para modificar las leyes y dogmas de la Iglesia Católica, donde se incluye la deposición y reposición de los obispos. En ese escenario nacieron multitud de órdenes religiosas castas y pobres, y se construyeron muchísimos monasterios por doquier.

Cualquier religión sea o no cristiana, que defiriera en algo al Dogma de la Iglesia Católica era considerada herejía, y por ello perseguida. La Inquisición nació para descubrir la herejía, y para tratar luego de convertir al apostata, o bien condenarlo al fuego eterno. El pueblo cátaro era considerado hereje por no aceptar algunas de las ideas de la Iglesia Católica, la principal es que no consideraba a Jesucristo un dios sino un hombre normal aunque con la capacidad de ser maestro de otros hombres, por ello no acepta el sacramento de la Eucaristía. Consideraban la ostentación material de la Iglesia Católica una corrupción, pues decían que el mal reside en lo material, y el bien no se fundamenta en la fe sino en el conocimiento. Decían que el templo de Dios era el cuerpo, y no los edificios de las misas. Consideraban el juramento un pecado porque ligaba al ser humano al mundo material, creían en la reencarnación, eran vegetarianos, admitían a la mujer como un igual, y se prohibían mentir porque el desarrollo espiritual requiere decir siempre la verdad.

El concepto de herejía fue definido en el año 325 d.C. en el primer concilio ecuménico en Nicea, como forma de intentar unificar las diferentes corrientes cristianas. El debate giraba básicamente en torno al misterio de la Santísima Trinidad, unos decían que Jesucristo era también Dios, otros que no lo era. Todo el siglo IV fue muy convulso, coexistían todas las religiones por igual, las nuevas monoteístas y las antiguas politeístas. En el año 313 d.C. se había declarado la libertad de culto mediante el Edicto de Milán por Constantino I, cuando el cristianismo todavía se consideraba secta y era perseguido. En el año 362 d.C. Juliano II había declarado el “Sol Invictus”, volviéndose a promulgar de nuevo la religión del culto al sol como la única y verdadera. Finalmente después de los muchos cambios propiciados por el emperador de turno, en el 380 d.C. Teodosio I instauró el cristianismo niceno luego conocido como cristianismo católico, bajo pena y castigo.

La religión cátara considerada herejía era en realidad una interpretación como otra del cristianismo primitivo. Así de este modo cualquier religión es herética solamente por diferir en algún punto de otra cuya Fe y Dogma impuestos no permiten una revisión de ello. Hoy en día, se empieza por fin a vislumbrar y comprender el origen común de todas las religiones, se empiezan a identificar los aciertos y desaciertos en las interpretaciones. Posiblemente la Humanidad empiece a experimentar y descubrir la humildad después de 2 milenios de historia necesarios para ello, donde la soberbia ha sido la verdadera reina universal. Quizás el amor al prójimo no como una idea sino como un sentimiento esté consiguiendo adentrarse en no pocos corazones.

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