“La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica”. (Aristóteles)
“Sólo hay felicidad donde hay virtud y esfuerzo
serio, pues la vida no es un juego”.
(Aristóteles)
“Considero más valiente al que conquista sus deseos
que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria
sobre uno mismo”.
(Aristóteles)
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Aristóteles (384 a.C – 322 a.C), fue un importante filósofo griego, cuya obra es variada y extensa. Escribió sobre lógica, metafísica, filosofía de la ciencia, ética, retórica, física, astronomía y biología. Fue discípulo de Platón entre otros. Entre muchas de sus contribuciones, está la formulación de la teoría de la generación espontánea, o creación de vida a partir de materiales inertes, el principio de no contradicción, que da lugar a toda una serie de principios lógicos, y las nociones de categoría, sustancia, acto y potencia, que explican el modo de manifestación de las cosas. Aristóteles sistematizó y clarificó mucho el conocimiento de su época, de tal manera que hoy día sigue siendo un referente importante para el estudio de la ciencia.
Se conoce con el nombre de Metafísica al conocimiento que trata de
explicar los principios fundamentales de la naturaleza. Parece que el nombre
fue inventado por Andrónico de Rodas, quien dirigía la escuela aristotélica y se
encargó de estructurar toda la obra de Aristóteles dos siglos después de haber
sido originalmente escrita. La extensa obra aristotélica fue editada y
publicada sólo en parte por sus seguidores, 31 tratados sobre unos 200
posiblemente. En realidad, lo que se dio a conocer como metafísica estaba
definido por Aristóteles como la filosofía primera, cuyo objeto de estudio es
el ser, en cuanto ser, y no por sus características. Hoy en día el estudio de
lo que es, es también conocido como ontología.
Aristóteles criticó ciertos aspectos de la teoría de las ideas de Platón.
Platón afirma la existencia de dos mundos, uno sensible o visible, y otro que
no puede ser percibido por los sentidos, inteligible e invisible. Aristóteles
no acepta la existencia de dos mundos y básicamente lo refuta porque no puede
ser demostrado empíricamente. Ambos, Platón y Aristóteles, buscaban explicar
las teorías antagónicas de Heráclito y Parménides. Heráclito afirma que todo
está en permanente cambio, y el motor de ello son los opuestos, que son también
semejantes y en el fondo la misma cosa. Parménides afirma que lo que es, es homogéneo
y perfecto, es la verdad, y está inmóvil. A Parménides se le considera el gran originador
de la ontología.
Aristóteles comprende que la dificultad para entender el ser, está
sujeta a la polisemia del verbo ser, en sus distintos usos y aplicaciones. Por
lo que distingue el ser en cuanto lo es por si mismo, y en cuanto lo es por
accidente. Y denomina accidente a distintas categorías de ser, estableciendo
así diez distintas propiedades: esencia, cantidad, cualidad, relación, lugar,
tiempo, situación, posesión, acción y pasión. Por lo que el ser, es, en muchos
sentidos, aunque todos sus sentidos están relacionados a un único principio. Y
ese único principio es denominado “arché”, que en griego significa precisamente
principio, fuente u origen. Y el estudio de ese principio es realmente la meta
de todos los filósofos.
El “arché” u origen de todo, para Tales de Mileto, era el agua, para
Anaxímenes el aire, para Pitágoras el número, para Heráclito el fuego, para
Empédocles la unión de cuatro elementos: agua, tierra, aire y fuego, para
Anaxágoras la unión de una infinitud de componentes, para Demócrito la agrupación
de unas partículas llamadas átomos. Aristóteles facilitó la comprensión del
término diciendo que un principio es el punto de partida de algo, es la
voluntad, es el arte, es la sustancia, el razonamiento y cualquier cosa que
impulsa un movimiento. Dijo incluso que en los animales que tienen corazón, el
corazón es el principio, pues en el nacimiento se forma el corazón antes que
otros órganos.
Y puesto que las palabras definen conceptos, conviene decir que la argumentación
de cada filósofo no indica que un filósofo tenga razón sobre otro, y que los
demás estén equivocados. Sino que todos tienen mucha razón y cada uno explica ideas
muy similares que además son bastante abstractas con el uso de diferentes
palabras. Sucede algo que el mismo Parménides explica: que el hombre tiene
opinión y ello le desvía de la verdad en tanto que le permite dar distinto uso
al logos, y el logos es la palabra y aquello que con esa palabra se hace
entender. Lo cual significa también que mas allá de la explicación del filósofo,
la comprensión está en la interpretación que cada persona haga de lo que está
leyendo. Dicho de otro modo, el entendimiento depende en parte de las ligeras connotaciones individuales que cada cual le atribuye a las palabras que utiliza, sean éstas habladas o escritas.
Ejemplo de la subjetividad del lenguaje y el entendimiento es la metafísica teológica. Siendo la teologia originalmente el nombre que Aristóteles confirió al estudio de los dioses mitológicos, con la intención de refutarlos a favor
del principio de ser o “arché” y donde todavía no tenia cabida ningún fundamento
religioso, ésta acabó convertida por el cristianismo en la idea religiosa de
Dios. La propia intención de explicar mediante el razonamiento la naturaleza de
las cosas, creó las religiones, que al
no poder explicarse el funcionamiento del universo, dotaron de ese poder a una
figura llamada Dios, que posee los mismos atributos que el
principio de ser o “arché”. La palabra teología proviene de un término griego que
significa el estudio de las deidades, y su empleo para el estudio de Dios es una reconversión
posterior del término.
Hoy en día, la religión que surgiría de la filosofía antigua seria muy
diferente. Las palabras de Parménides podrían encajar perfectamente en los
nuevos conceptos de espiritualidad, o no tan nuevos. Cuando dice que el ser es inmóvil,
perfecto, único, está diciendo que ser es estar aquí y ahora, cuyo momento es
ciertamente único, perfecto e inmóvil puesto que el mismo momento ya no puede ni
repetirse ni modificarse. También Platón aduce que son tres los caminos que se
pueden tomar, uno conocido, otro no conocido, y un tercero que depende de la opinión.
Pareciera que habla del momento pasado, del momento futuro, y del momento presente.
Quizás tantos conceptos estén simplemente definiendo el gran valor que
tienen las acciones de pensar, sentir y hacer en el hombre, prueba de la
verdadera existencia y forma de demostrar que uno es, y cuyo arte no es
precisamente caótico, sino que persigue una meta concreta: conocer toda la
verdad después de haber vivido momento a momento en todas las opiniones.
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