La hipnosis es una técnica mediante la cual el cuerpo se sitúa en un estado entre la vigilia y el sueño. Mediante el uso de frases milimétricamente estudiadas el hipnotizador debe crear una atmósfera de profunda confianza y de calma. La persona se relaja tal como cuando se dispone a dormir pero sin desactivar totalmente los sentidos.
Diversas técnicas de hipnosis deben haber sido utilizadas desde siempre, los egipcios tenían los llamados “Templos del Sueño”, pero parece que no fue hasta el siglo XVIII cuando se estudia la hipnosis como disciplina. Su precursor sería Franz A. Mesmer, medico y filósofo, que usó la hipnosis para realizar curas consideradas milagrosas. Sus ideas estarían influidas por Paracelso, el cual decía que todas las cosas compartían una misma energía, y los cuerpos celestes poseían energías que también se hallaban en el hombre, Mesmer denominó esta teoría como “magnetismo animal”. Tras Mesmer ha habido muchos hipnologos reconocidos, todos ellos médicos del cuerpo o de la mente, entre los que cuentan J. Braid, A. Liebeault, H. Bernheim, J.Breuer, Freud y M. Erickson entre otros.
El estado de hipnosis es un estado de relajación muy próximo al sueño en el cual el hemisferio izquierdo o cerebro racional ya está adormecido, el uso de la razón y su acción censuradora se inhabilita, y así, tal como sucede en el cerebro de un niño, las sugerencias del interlocutor son grabadas en el subconsciente, pasando a formar parte de las creencias del sujeto. Esta técnica se usa como terapias para sanar conflictos emocionales difíciles de resolver en modos más conscientes.
El hipnoterapeuta o hipnotizador no tiene un poder especial que le confiere la posibilidad de hacer llegar a este trance a su paciente, tan solo usa una técnica mediante la cual logra la autosugestión del propio paciente que es quien faculta el proceso. La hipnosis depende únicamente de la voluntad y la capacidad de concentración del paciente, quien aunque esté inconsciente nunca jamás hará algo que realmente no haría siendo consciente. Es un mito que el hipnotizador pueda hacer lo que quiera del hipnotizado.
La hipnosis se aplica clínicamente como anestesia, a esta arte se la denomina sofrología. En el estado semi-consciente en el cual puede situarse el cuerpo, no sólo se puede inhibir el proceso mental consciente y controlar el dolor sin producto químico alguno sino que también se produce un fácil acceso a recuerdos de la persona, aunque éstos sean muy lejanos, tan lejanos que trascienden la infancia, que llegan a las emociones vividas en el proceso de gestación, e incluso conectan con emociones que pertenecen a otras vidas distintas de la actual. La hipnosis refresca la memoria apartando la censura de la mente juzgante.
Existen diferentes métodos de inducción a estados hipnóticos, los que se usan en cualquier tipo de terapia y los que rodean muchas de las circunstancias del día a día. Un líder hablando a las masas, un gran anuncio publicitario y cualquier cosa que una persona esté dispuesta a creerse son cuestiones que se instalan en la conciencia de la persona y comienzan a formar parte de sus creencias. Cada uno tiene la llave de aquello que quiera creer.
Algunas fuentes:
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