martes, 17 de enero de 2012

Conversaciones con el desprecio


"El que desprecia demasiado, se hace digno de su propio desprecio." (Henri Frédéric Amiel)

“El mayor desprecio es no hacer aprecio.” (Anónimo)

“No desprecies a nadie; un átomo hace sombra.” (Pitágoras)


Tres hipotéticos casos donde la madre trata de ser la perfecta madre y su hija trata de ser la perfecta hija, y donde cada madre sin ser realmente consciente del potencial efecto de su conducta, le transmite a su hija la propia valoración de sí misma, clonando en ella un sentir que parece heredarse de padres a hijos. Dicho sentir que pasa inadvertido para ellas califica el trato que ambas se dispensan entre el mayor de los aprecios y el peor de los desprecios, una amplia gama donde cabe el menosprecio, el desdén, la desconsideración, la humillación, el rechazo, la burla o la indiferencia. He imaginado que la hija tenga unos 13 años:



- Madre A,B,C: Hija, recoge la mesa!
- Hija: Voy!
- Madre A: Date prisa y no te entretengas que ya te conozco yo a ti!
- Madre B: Cuando acabes de recogerla vente para aquí y no te escabullas!
- Madre C: Cuando estés de la mesa ayúdame y friega los platos!
- Hija A: [no dice nada pero piensa que es lenta y que es mala]
- Hija B: Y por qué no me ayuda mi hermano a recoger, ¿él si puede quedarse mirando la tele y yo no?
- Hija C: [no dice nada y piensa que es una ayuda para su madre]
- Madre A: Después barre el suelo, que a tu madre le duele la espalda de la faena que tiene!
- Madre B: Pasa la escoba, y luego podrás ir a ver la tele.
- Madre C: ¿Quieres barrer el suelo?
- Hija A: No te preocupes mamá, como tú no puedes, ya lo hago yo.
- Hija B: ¿Y si barre mi hermano la cocina y yo me voy yá a ver la tele?
- Hija C: Sí, lo quiero barrer yo.
- Madre A: Pues anda, después de barrer, ¿a ver que tal se te da la plancha?, que tengo una de ropa que pa qué!!
- Madre B: Anda, vete a ver la tele con tu hermano….
- Madre C: Si prefieres ver la tele, barro yo!
- Hija A: ¿Y después de la plancha hay que hacer algo más?
- Hija B: [A su hermano] ¿Y tú porque nunca recoges la mesa ni haces nada?
- Hija C: Prefiero ayudarte mamá!
- Madre A: ¡Cuando termines la plancha veremos si puedes hacer lo que quieras..!
- Madre B: [Está planchando ella sola mientras los hijos ven la televisión]
- Madre C: [Decide sentarse a ver la televisión con sus hijos]
- Hija A: ¡Mamá! ¿Puedo salir a la calle con mis amigas?
- Hija B: ¡Mama! ¿Me dejas salir a la calle?
- Hija C: ¡Mamá, me gustaría bajar a la calle con mis amigas!
- Madre A: ¡Bájate a la calle pero cuidaito con lo que hacemos!
- Madre B: Vale, pero no vengas tarde.
- Madre C: Pásalo bien hija!
- Hija A: ¿Hacer qué Mama? ¿Qué quieres decir?
- Hija B: Vale, no vendré tarde.
- Hija C: Gracias Mamá, hasta luego!
- Madre A: Pues que no te arrimes a los chicos, que luego pasa lo que pasa, aunque como tu estás gordita no tendrás de que preocuparte!
- Madre B: ¿Qué no tenga que ir yo a buscarte porque te olvidas de la hora, eh?
- Madre C: Si se te hace tarde avísame.
- Hija A: Mamá, me quieres dejar tranquila, que pesada te pones!
- Hija B: Mamá, confía en mi por favor.
- Hija C: Vale mamá, no te preocupes.
- Madre A: Oye, un respeto a tu madre, a mi no me digas pesada que te enteras!
- Madre B: ¡No se si fiarme… dices una cosa y luego haces otra!
- Madre C: Diviértete hija, si te retrasas por favor avísame!
- .…[ La hija puede desprenderse de la madre y anda con las amigas]…
- Hija A: Hola mamá! Ya he vuelto.
- Hija B: Hola mamá! Ya he llegado.
- Hija C: Hola mamá! Ya estoy en casa.
- Madre A: ¿Ya estas aquí? ¿No te habrás acercado a los chicos, verdad?
- Madre B: ¿Qué hora es? Así me gusta, que hagas caso.
- Madre C: ¡Que bien hija! ¿Te lo has pasado bien?


Son solo 3 pequeños ejemplos. El ejemplo A es una mujer con una autoestima bajísima que tiene mucho miedo a ser reprobada, es por eso muy controladora y despreciativa, asegurándose así el dominio de la conducta de su hija. El ejemplo B es una autoestima más normal, el menosprecio es suficiente para el control de la situación requerido, no existe un miedo desacerbado, pero igualmente son muchas las situaciones de ansiedad que propician la necesidad de control de la madre sobre el hijo. El ejemplo C es demasiado bueno, la autoestima es alta, no hay miedo, por tanto hay confianza, relajación y libertad, no hay nada que controlar o dominar, así que las mismas situaciones, los acontecimientos y sorpresas, son vividos en este nivel con alegría y diversión, en vez de angustia y ansiedad.

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