martes, 31 de enero de 2012

Goethe. Los colores.

“No podemos modelar a nuestros hijos según nuestros deseos, debemos estar con ellos y amarlos como Dios nos los ha entregado.”

“Si nos aventuramos en el conocimiento y en la ciencia, lo hacemos tan solo para regresar mejor equipados para la vida.”

“Los colores actúan sobre al alma, en ella pueden excitar sensaciones, despertar emociones e ideas que nos calman o nos agitan y provocan la tristeza o la alegría”


Johann Wolfgang von Goethe, nació en 1749 y murió en 1832. Era alemán, poeta, novelista, dramaturgo, científico y pintor. De inteligencia superdotada y curiosidad enfermiza, estudió de todo, geología, biología, química, medicina, óptica, derecho y arte. Empieza dedicando sus esfuerzos a la composición de obras literarias, influido por Winckelmann y Shakespeare, a la vez que procura desarrollar la abogacía, pero circunstancias sentimentales lo trasladan a Weimar para desempeñar la función de consejero imperial, al igual que su padre, llegando luego a ministro al servicio de Carlos Augusto, príncipe heredero de Sajonia-Weimar-Eisenach.

En la corte ingresa en la masonería e inicia sus investigaciones científicas. Estudió sobre la morfología de las plantas y los animales, y contribuyó a la teoría de la evolución del hombre por el descubrimiento del hueso intermaxilar, trabajo conocido más tarde por Darwin. En geología, su interés lo suscitaba el intentar comprender el proceso de formación de las rocas, llegando a coleccionar una muestra de 19.000 piezas, una de las cuales lleva su nombre: goethita (óxido de hierro monohidrato). Y en óptica, trabajó por comprender las particularidades de la luz, enfrentando aquí su teoría de los colores, contra la teoría de Newton, tildándola de reduccionista e incompleta, por obviar lo que él llamó la subjetividad del color.

Plasmó sus investigaciones en toda su obra, aunque escogió como expresión el arte y el género literario, quizás como forma de hacer llegar el conocimiento más fácilmente a todos los hombres. Tan solo dos obras son de cariz científico: “La metamorfosis de las plantas”, y “La teoría de los colores”. Su obra literaria es amplia, siendo muy conocida especialmente su obra “Fausto”. Su obra en general es de tal calado que su apellido da nombre al Goethe-Institut, organismo encargado de difundir la cultura alemana por todo el mundo. Goethe fue también padre del movimiento conocido como Romanticismo.

En su obra científica “Teoría de los colores”, publicada en 1810, Goethe explicaba los fenómenos de refracción, las sombras coloreadas y la aberración cromática, a la vez que desarrollaba una psicología del color estableciendo la correspondencia entre los colores y los sentimientos que éstos provocan en el hombre, sentimientos que también pueden ser filtrados por el estado de ánimo momentáneo de la persona, de ahí la subjetividad del color a la que hacía referencia. Suya es la frase: “Los franceses, al ser un pueblo de carácter vivo, prefieren los colores exaltados, en tanto que los calmados, como los ingleses y los alemanes, propenden al color pajizo y de cuero combinados con el azul. Las naciones que muestran tendencia a la grave dignidad, los italianos y los españoles, llevan el color rojo”.

Desde Goethe hasta hoy, la psicología de los colores ha sido utilizada cada vez más para el arte, la moda o la publicidad, atendiendo a sus propiedades subliminales: “El rojo significa sangre, fuego, pasión, violencia, actividad, impulso y acción y es el color del movimiento y la vitalidad; aumenta la tensión muscular, activa la respiración, estimula la presión arterial y es el mas adecuado para personas retraídas, de vida interior, y con reflejos lentos. El naranja es entusiasmo, ardor, incandescencia, euforia y actúa para facilitar la digestión; mezclado con blanco constituye una rosa carne que tiene una calidad muy sensual. El amarillo es sol, poder, arrogancia, alegría, buen humor y voluntad; se le considera como estimulante de los centros nerviosos. El verde es reposo, esperanza, primavera, juventud y por ser el color de la naturaleza sugiere aire libre y frescor; este color libera al espíritu y equilibra las sensaciones. El azul, color del cielo y el agua es serenidad, infinito y frialdad. El violeta es madurez, y en un matiz claro expresa delicadeza. El blanco es pureza y candor; el negro, tristeza y duelo; el gris, resignación; el pardo; madurez; el oro, riqueza y opulencia; y la plata, nobleza y distinción.” (http://www.arqhys.com/psicologia-color.html)

Un color es la percepción de una determinada vibración de onda electromagnética de energía. Energía que si es visible se denomina luz y cuyo espectro oscila entre los 380 nm (violeta) y los 760 nm (rojo). El ojo humano solo capta el 1% del total de la radiación electromagnética emitida por el sol. Vibrando más rápido que la luz violeta se encuentra la llamada radiación ultravioleta, son los rayos X y los rayos Gamma, y por debajo, como rayos infrarrojos, se sitúan las ondas de radio, de televisión y microondas. En resumen, cualquier color es un punto en el espectro electromagnético entre el rojo y el violeta, y nos influye inconscientemente proponiéndonos desde la acción que es promovida por el rojo, hasta el sosiego que es la naturaleza del violeta, pasando por toda la gama presente en esta polaridad representativa también de lo femenino y masculino, lo pasivo y lo activo.

martes, 17 de enero de 2012

Conversaciones con el desprecio


"El que desprecia demasiado, se hace digno de su propio desprecio." (Henri Frédéric Amiel)

“El mayor desprecio es no hacer aprecio.” (Anónimo)

“No desprecies a nadie; un átomo hace sombra.” (Pitágoras)


Tres hipotéticos casos donde la madre trata de ser la perfecta madre y su hija trata de ser la perfecta hija, y donde cada madre sin ser realmente consciente del potencial efecto de su conducta, le transmite a su hija la propia valoración de sí misma, clonando en ella un sentir que parece heredarse de padres a hijos. Dicho sentir que pasa inadvertido para ellas califica el trato que ambas se dispensan entre el mayor de los aprecios y el peor de los desprecios, una amplia gama donde cabe el menosprecio, el desdén, la desconsideración, la humillación, el rechazo, la burla o la indiferencia. He imaginado que la hija tenga unos 13 años:



- Madre A,B,C: Hija, recoge la mesa!
- Hija: Voy!
- Madre A: Date prisa y no te entretengas que ya te conozco yo a ti!
- Madre B: Cuando acabes de recogerla vente para aquí y no te escabullas!
- Madre C: Cuando estés de la mesa ayúdame y friega los platos!
- Hija A: [no dice nada pero piensa que es lenta y que es mala]
- Hija B: Y por qué no me ayuda mi hermano a recoger, ¿él si puede quedarse mirando la tele y yo no?
- Hija C: [no dice nada y piensa que es una ayuda para su madre]
- Madre A: Después barre el suelo, que a tu madre le duele la espalda de la faena que tiene!
- Madre B: Pasa la escoba, y luego podrás ir a ver la tele.
- Madre C: ¿Quieres barrer el suelo?
- Hija A: No te preocupes mamá, como tú no puedes, ya lo hago yo.
- Hija B: ¿Y si barre mi hermano la cocina y yo me voy yá a ver la tele?
- Hija C: Sí, lo quiero barrer yo.
- Madre A: Pues anda, después de barrer, ¿a ver que tal se te da la plancha?, que tengo una de ropa que pa qué!!
- Madre B: Anda, vete a ver la tele con tu hermano….
- Madre C: Si prefieres ver la tele, barro yo!
- Hija A: ¿Y después de la plancha hay que hacer algo más?
- Hija B: [A su hermano] ¿Y tú porque nunca recoges la mesa ni haces nada?
- Hija C: Prefiero ayudarte mamá!
- Madre A: ¡Cuando termines la plancha veremos si puedes hacer lo que quieras..!
- Madre B: [Está planchando ella sola mientras los hijos ven la televisión]
- Madre C: [Decide sentarse a ver la televisión con sus hijos]
- Hija A: ¡Mamá! ¿Puedo salir a la calle con mis amigas?
- Hija B: ¡Mama! ¿Me dejas salir a la calle?
- Hija C: ¡Mamá, me gustaría bajar a la calle con mis amigas!
- Madre A: ¡Bájate a la calle pero cuidaito con lo que hacemos!
- Madre B: Vale, pero no vengas tarde.
- Madre C: Pásalo bien hija!
- Hija A: ¿Hacer qué Mama? ¿Qué quieres decir?
- Hija B: Vale, no vendré tarde.
- Hija C: Gracias Mamá, hasta luego!
- Madre A: Pues que no te arrimes a los chicos, que luego pasa lo que pasa, aunque como tu estás gordita no tendrás de que preocuparte!
- Madre B: ¿Qué no tenga que ir yo a buscarte porque te olvidas de la hora, eh?
- Madre C: Si se te hace tarde avísame.
- Hija A: Mamá, me quieres dejar tranquila, que pesada te pones!
- Hija B: Mamá, confía en mi por favor.
- Hija C: Vale mamá, no te preocupes.
- Madre A: Oye, un respeto a tu madre, a mi no me digas pesada que te enteras!
- Madre B: ¡No se si fiarme… dices una cosa y luego haces otra!
- Madre C: Diviértete hija, si te retrasas por favor avísame!
- .…[ La hija puede desprenderse de la madre y anda con las amigas]…
- Hija A: Hola mamá! Ya he vuelto.
- Hija B: Hola mamá! Ya he llegado.
- Hija C: Hola mamá! Ya estoy en casa.
- Madre A: ¿Ya estas aquí? ¿No te habrás acercado a los chicos, verdad?
- Madre B: ¿Qué hora es? Así me gusta, que hagas caso.
- Madre C: ¡Que bien hija! ¿Te lo has pasado bien?


Son solo 3 pequeños ejemplos. El ejemplo A es una mujer con una autoestima bajísima que tiene mucho miedo a ser reprobada, es por eso muy controladora y despreciativa, asegurándose así el dominio de la conducta de su hija. El ejemplo B es una autoestima más normal, el menosprecio es suficiente para el control de la situación requerido, no existe un miedo desacerbado, pero igualmente son muchas las situaciones de ansiedad que propician la necesidad de control de la madre sobre el hijo. El ejemplo C es demasiado bueno, la autoestima es alta, no hay miedo, por tanto hay confianza, relajación y libertad, no hay nada que controlar o dominar, así que las mismas situaciones, los acontecimientos y sorpresas, son vividos en este nivel con alegría y diversión, en vez de angustia y ansiedad.

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