miércoles, 2 de enero de 2013

La cultura maya


"In Lak’ ech a lak’ en (Tu eres Yo y yo soy tu)" -Frase Maya

La civilización maya tiene su origen alrededor del año 2500 a.C. como consecuencia del descubrimiento y asentamiento de la agricultura, tras la extinción de los animales como principal recurso alimenticio. Ello ocasionó el gran cambio de vida desde el nomadismo al senderismo, dando lugar a una nueva forma de subsistir, lo cual a su vez obligó a constituir unas normas de convivencia, nuevas y necesarias, que facultó el desarrollo de una sociedad cada vez más amplia y compleja. Así empieza la cultura maya, del mismo modo que cualquier civilización o cultura del planeta, por agotamiento de los recursos de siempre y la necesidad de supervivencia.

La civilización maya habitó una parte de Mesoamérica, que equivale a los territorios actuales de Guatemala, Belice, Honduras, Salvador y sureste de México. Entre su inicio y el declive en los años de la colonización española (o misteriosamente unos cientos de años antes), la civilización maya consiguió un ejemplar desarrollo en muchísimas áreas. Inventaron sistemas agrícolas complejos, y crearon una organización política muy avanzada, donde se incluía la diversificación del trabajo, una extensa red comercial, y una sociedad muy estratificada gobernada por nobles, comandantes-guerreros, y sacerdotes. Todos los órdenes de la sociedad estaban fuertemente influidos por la religión, plagada de rituales y ceremonias sagradas donde se incluían los sacrificios humanos para idolatrar a los dioses.

Existen dos obras de literatura maya, que ilustran los fundamentos de su cultura. El “Popol Vuh”, traducido como “El libro de la comunidad”, narra el origen del mundo, de la civilización y describe los fenómenos que acontecen en la naturaleza. Y el “Chilam Balam”, que recoge los hechos históricos ocurridos en la civilización maya. Los textos de ambos libros comparten conocimientos sobre temas variados como astronomía, medicina, las propiedades de las plantas, los calendarios mayas, la religión, dioses y profecías. Dichos temas pasarían hoy inadvertidos dada la incomprensión generalizada que todavía existe sobre ellos, sino fuera porque existe gran similitud y correspondencia con otras grandes civilizaciones del planeta con las cuales dificilmente pudo haber contacto antes de la conquista española en el año 1500 d.C.

La religión maya es politeísta, se adoran varios dioses a la vez, sin embargo aunque los representan con formas de animales e incluso animales mezclados, designan como dioses a los fenómenos atmosféricos y los cuerpos celestes. Tienen también la concepción dualista del mundo por la cual mantienen que el principio del bien y del mal son igualmente divinos e inseparables como lo son la noche y el día. Esta concepción religiosa es idéntica en la civilización china, es el yin y el yang del taoísmo. Pero también, como tantas otras religiones, conciben que el universo fue creado por un solo Dios, y lo denominan Hunab Kú, cuyo significado literal es “El único dador de medida y movimiento”. Concepto que se corresponde con Brahma, el Dios creador hinduista, y también con el indefinido Tao, el impreciso Alá, y por supuesto, el subersivo Dios cristiano. También la mitología griega y romana describen toda la suerte de dioses menores que son a la vez las mismas fuerzas de la naturaleza. Todas son civilizaciones independientes y aún así parecen partir de idénticos supuestos.

Los mayas practicaron en sus pirámides-templo complejos rituales y sacrificios humanos para alimentar con su sangre a los dioses, también así imploraban al cielo salud y sustento, creían que así los dioses les proporcionarían más suerte y menos sufrimientos. Una práctica llevada a cabo por todas las antiguas civilizaciones, desde los egipcios, hasta los japoneses, los vikingos, o los primeros islamistas. Cabe resaltar que a pesar del salvajismo de sus artes, la idea de la muerte pudiera no ser tan nefasta como hoy en día le supone a una amplia mayoría, ya que, para los mayas, como para cualquier religión o sistema socio-político de aquellos tiempos, tras la muerte el alma emprende un camino al más allá: Xibalbá, y después, existe un renacimiento, en un individuo de la misma especie, sin ningún recuerdo de la vida anterior. Similar concepto existe por ejemplo en el budismo, en el hinduismo, en el taoísmo, y en el cristianismo antes del control por parte de la Iglesia Católica.

Todas las civilizaciones tienen un reloj cosmológico, y precisamente el que ha conseguido llegar hasta nuestros días de parte de la civilización maya, es de los más precisos. Ellos conocen perfectamente el lenguaje de los astros, y saben que la vida es un eterno cambio sometido a las fuerzas de la naturaleza. Los mayas celebran el cambio de era y el nacimiento de una nueva Tierra desde el 21 de Diciembre, porque así está escrito en los cielos. Significa un lento pero rotundo cambio de sistema de gobierno en el planeta, la caída del capitalismo y la competencia, por un sistema basado cada vez más en la cooperatividad. De nuevo, el teórico agotamiento de recursos en la madre Tierra, invita y obliga a un cambio de la base estructural, requerido para poder seguir contando la historia de la evolución.

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