-
Hola cariño! Ya estoy en casa!
-
Hola amor! ¿Qué ha pasado? Desde que me dijiste que
salías de la oficina hasta ahora ha pasado más de 1 hora!
-
Había bastante atasco en la carretera!
-
Normalmente no tardas tanto!
-
A ver, a ver, ¿que estas preparando para cenar?
-
No toques, anda, date una ducha mientras que yo
acabo de hacer la cena.
-
Muy bien!
-
Y ponte pijama limpio!
-
Por cierto, sabes de que me he enterado en la
oficina, ¿Te acuerda de Pablo? Le ha tocado un pico en la Primitiva.
-
Ah si! ¿Y cuanto?
-
Pues no sé bien, un buen pico… los hay que tienen
suerte, según dice es la segunda vez que le toca.
-
Jooo, ¡¡¡Y a nosotros nunca nos toca nada!!!
-
Bueno, nosotros nos tenemos el uno al otro, con
nuestro amor ya tenemos suficiente.
-
Si, pero a mi también me gustaría poder comprarme
ropa nueva, y tener un coche mas grande, y salir más, y viajar.
-
En su momento, todo en su momento.
-
¿Y cuando va a ser ese momento? Es ahora cuando
podemos viajar y salir, luego vendrán los niños, luego no podremos.
-
Si, ya, pero mujer, no te preocupes, de lo básico a
nosotros no nos falta nada.
-
¿Cómo que no? Mira que casa, mira que muebles,
tenemos que cambiar el sofá, las cortinas, la cocina.
-
Poco a poco cariño, una cosa y luego otra.
-
No estoy de acuerdo. Tienes que hacer más ventas,
conseguir mas pedidos de tus clientes o que te suban la comisión. Eres muy buen
comercial, deberían pagarte mejor.
-
Claro, ya me gustaría a mi, pero ahora las cosas no
están como para pedir.
-
Pues habrá que probar, hazlo por mí!
-
¿Qué haga por ti el qué? ¿Pedir el aumento de las
comisiones?
-
Si, claro, ¿no lo harías por mi?
-
Pues...pues que no me van a hacer ni caso, que se
van a reír de mi!
-
Inténtalo. ¡Hazlo por mí! ¿O es que ya no me
quieres?
-
¿Pero que me estas diciendo? Claro que te quiero!
-
Pues entonces tienes que hacer lo que te pido!
-
Pero que me van a decir que no, que no puedo pedir
algo así.
-
¿Por qué no?
-
Pues porque no.
-
Ya no me quieres! No quieres hacerme caso. Ya no te
importo.
-
Para por favor! No me hagas esto!
-
Antes lo hacías todo por mí, íbamos juntos a todos
sitios, ahora estoy sola en casa y no hacemos nada.
-
No es verdad! Salimos menos que antes, pero hacemos
muchas cosas.
-
No. Te vas a trabajar y vienes tarde, y me dejas
aquí sola. Y el fin de semana no tienes ganas de hacer cosas.
-
Cariño, el fin de semana me apetece descansar, si tú
quieres salir más ves a dar una vuelta con una amiga.
-
No, no quiero ir con una amiga, quiero ir contigo.
Somos una pareja y tenemos que ir juntos.
-
Ya cariño, ir juntos, lo sé, pero de verdad que
estoy cansado, necesito descansar.
-
No, lo que te pasa es que ya no quieres ir a los
sitios conmigo. Ahora prefieres irte a correr tu solo, o quedar con ese amigo
tuyo, y a mi me dejas de lado.
-
Por favor, no agobies, yo no te dejo a ti de lado,
ni te he dejado de querer, simplemente he descubierto que me gusta salir a
correr, y ese amigo mío como tu dices es un amigo que ahora me necesita.
-
No te creo. O me demuestras que me quieres, o
pensaré que ya no es así.
-
¿Pero que quieres que haga para demostrarte que te
quiero? Me parece muy fuerte lo que me estas diciendo.
-
¡Pues tú verás!
-
¿Te parece poco lo que hago por ti?
-
Es mucho menos de lo que yo hago por ti.
-
¿Ah si? ¿Y que es todo eso que haces tu por mi?
-
¡¡¡¿¿Qué que hago por ti??!!! Me levanto antes que tú, te preparo el desayuno,
te despido en la puerta cuando te vas a trabajar, hago la compra, limpio la
casa, me preocupo de que no falte de nada, que todo esté bien, miro que vayas
guapo, te recuerdo los cumpleaños de tu familia, te hago regalos, ¡¡¡¿Qué haces
tu?!!!
-
¿Yo? Trabajar todo el día.
-
¿Y mis regalos?
-
¿Qué regalos?
-
No tienes detalles conmigo.
-
¿Cómo que no? Te recuerdo a todas horas cuanto me
gustas porque me encantas, te acompaño a todas partes porque me gusta y por que
sé que tu lo prefieres antes que ir sola, vamos a comer fuera a los sitios que
más te gustan, no falto a ningún compromiso familiar que tu decides que hay que
ir, hago exactamente lo que tu quieres, ¿y encima te quejas?
-
Es que todo eso que dices es lo que hay que hacer
porque somos pareja!!!!.
-
Ahí te equivocas, todo eso lo hago por ti y porque
te quiero, porque se que te gusta, o porque tu me lo pides.
-
No, eso lo tienes que hacer porque es tu obligación
como pareja.
-
¿Perdona? Yo no tengo ninguna obligación, si estoy
contigo es porque yo quiero, libremente. Si te acompaño a los sitios es porque
me gusta a mi o porque te gusta a ti, por nada mas. No sabía que tenía alguna
obligación, ¡estoy alucinando!
-
¡Yo también alucino! ¿Me estas tomando el pelo?
-
¿Yo? Me da la risa. ¿Tu cuando preparas la cena,
limpias la casa, me despides en la puerta, lo haces por obligación? Porque yo
no te obligo, yo no quiero que hagas nada que no te apetezca hacer. Yo te
quiero a ti por como eres, por tu sonrisa, por tu persona, y no por lo que
hagas o dejes de hacer.
-
No te entiendo. Si no eres capaz de hacer cosas por
mi, ¿Cómo se que me quieres?
-
¿Crees que me levantaría contigo y me acostaría
contigo si no te quisiera tanto? ¿Crees que seria tan amable si no te quisiera?
¿Crees que todo lo que hacemos juntos lo podría hacer si no te amase? ¿Te trato
mal?
-
No, no me tratas mal, pero…¿cómo sé que me quieres?
La posesividad es un miedo inconsciente a carecer de amor. La persona
que la sufre hace de todo por la otra persona y espera que su pareja haga
exactamente las mismas cosas. Su confusión aparece cuando comprueba que no
demuestra su cariño de la misma manera, y entonces el pánico se le apodera
dudando si el cariño existe realmente. Típicamente la mujer se entrega
totalmente cuidando de los aspectos mas femeninos como son el hogar y las
relaciones, y el hombre se entrega totalmente cuidando de los aspectos mas
masculinos como son que no falte el dinero ni la oportunidad de aprender de los
hijos para labrarse un futuro. Ambos esperan cierto reconocimiento del otro,
reconocimiento que no llega porque cada uno expresa el cariño de forma
diferente.
La posesividad se confunde con el amor, en realidad es dependencia de
la otra persona y miedo a perderla y ser abandonado. Son personas de carácter,
orgullosas, controladoras y celosas, que creen saber como hay que hacer las
cosas y se consideran muy entregadas, también creen que la pareja debe estar
unida físicamente en todo momento como prueba de amor. Producto de los miedos
inconscientes la relación se vuelve asfixiante, y se convierte en una persona
que dicta las normas y otra que las obedece. Resolver la posesividad pasa por
desarrollar la confianza en la otra persona, y eso solo es posible cuando
primero desarrollamos la confianza en nosotros mismos.
El cariño es un apego, el amor de verdad es una sensación de conexión
que nace de la confianza, y la confianza surge de la aceptación de uno mismo
tal cual somos con defectos y virtudes. Porque precisamente es por los defectos
de uno y de otro que dos corazones deciden amarse mas allá de los miedos.