martes, 20 de marzo de 2012

Conversaciones con la frustración


“La mayor frustración es cuando uno sabe todas las respuestas, pero nadie le hace la pregunta.”
“La frustración es no querer aprender el gran valor de una derrota.”
“La frustración será tan grande, como grande fué el éxito.”

Es un monólogo.


- No puedo dormir! No sé por qué me cuesta tanto! Por qué me cuesta tanto dormirme los domingos?

- No sé, igual es que me siento mal, otro fin de semana desperdiciado, no hecho nada de lo que yo quería.

- El sábado fui al garito de siempre, y allí estaba ella y sus amigas, no me atreví a decirles nada, al menos las saludé, ¿por qué me da tanta vergüenza?

- Mis amigos como yo, igual de paraos, venga a beber para coger el puntillo, y luego el pedal es demasiado para hacer algo que no sea dar tumbos… tengo que cambiar de amigos, ir con uno que sepa ligar, a ver como lo hace..

- Y hoy tirado en casa hecho polvo con la resaca sin hacer nada, compadeciéndome.

- Mas vale que me duerma, mañana tengo que ir a trabajar.

- Me gusta mi trabajo, se me da muy bien, en esto si que soy mejor que los demás, soy súper productivo, pero no sé si el jefe lo sabe o no lo sabe, no presta mucha atención!!

- El problema es cuando hay que hablar con alguien, a veces no sé como tratarlo, y no sé que decirle, si pregunta cosas normales si, pero si pregunta cosas raras, ¿Cómo le digo que de eso no sé?

- Pero soy muy rápido en la introducción de datos en el ordenador.

- Me gustaría atreverme a hablar con los compañeros, y sobre todo las compañeras, de una forma más normal y tranquila, siempre se me dispara la ansiedad, no soy capaz de decir más de dos palabras seguidas sin sentir miedo, como para explicar alguna historia.

- Me gustaría sobre todo poder hablar con Laura, me gusta, pero no me atrevo ni a mirarla, con ella me quedo en blanco y no soy capaz de articular ni una palabra, y lo peor es que creo que le gusto, pero no estoy seguro.

- Y lo más difícil es cuando se acaban los vasos de café, entonces tengo que ir hasta la otra punta de la empresa a pedirlos, y cruzarme con al menos 8 personas que casi no conozco a las que hay que saludar, incluso decir algo simpático, y no sé que decir, y lo peor que tampoco se como contestar cuando se dirigen a mi, y si encima alguno bromea entonces ya me dan ganas de correr, me siento ridículo, no sé que hacer.

- Hay una chica nueva, no me gusta pero parece simpática, aunque habla mucho, se sienta al lado mío, y me cuenta muchas cosas, también personales. Está bien, pero de vez en cuando también me pregunta y me pone nervioso. Yo no quiero contarle nada personal.

- El otro día me dijo que yo hablaba muy poco, y que no hablaba de mí, que si no tenía vida. Le dije que la mía era muy aburrida. Me preguntó cómo me divertía, y me daba mucha vergüenza contestarle, la verdad es que no me divierto mucho, me da miedo relacionarme, tengo los amigos de siempre, vamos a los mismos sitios, y siempre es lo mismo. Ya tengo ganas de que me pase algo nuevo.

- Me preguntó si tenía novia. Le dije que no. Y me preguntó si me gustaban las mujeres, y le dije que claro que sí, pero la pregunta no me gustó. Es simpática pero un poco pesada, y no sé si fiarme de ella, igual le cuento alguna cosa y luego lo va explicando por ahí, y me muero de vergüenza. Está casada, por qué me pregunta por cosas personales? A lo mejor solo quiere conocerme. Seguro que si me conoce me deja de hablar, no tengo nada que contar. Nunca voy de vacaciones, bueno si, al mismo sitio de siempre, al pueblo, allí lo paso muy bien, pero siempre hago lo mismo. He tenido algún rollo, pero nunca ha sido más de un rollo de una noche o de unos días, y solo un rollo.

- No sé que me pasa, pero algo me pasa, me da mucho apuro todo, me da miedo hasta coger el teléfono, porque si la propuesta que me hace mi amigo no me gusta no se como decirle que no, pues luego se ofende, y no quiero que se ofenda. Pero mejor no propongo yo nada, luego se ríen de mis propuestas y nadie quiere ir donde yo digo, mejor me callo, aunque luego me da rabia ir donde quieren ellos.

- Creo que soy extremadamente prudente, me gustaría no serlo tanto, necesito estar muy seguro de algo antes de hacer cualquier cosa, y por eso luego siempre llego el último. Estoy cansado también de intentar adivinar lo que quieren los demás para hacer una cosa o la otra, o para saber que decir. Y lo que menos me gusta es intentar ser amable cuando por dentro solo tengo ganas de irme.

- Tengo que entrar ya a pedirle al jefe el día de vacaciones, supongo que me lo dará, aunque no estoy seguro. No sé porque me pongo tan nervioso cuando necesito pedirle algo.

- Bueno, a ver si me duermo ya, que no sé porque me cuesta tanto!



La frustración es puro miedo. Es una intolerancia enorme a que algo pueda salir mal. El frustrado no es solo aquel a quien nada le sale bien, pues a fuerza de intentarlo las cosas siempre salen, sino aquel que ya ni siquiera lo intenta. Vive arrepintiéndose por no ser capaz de intentar hacer nada. Imagina el rechazo, el ridículo, y la humillación en cualquier situación donde deba relacionarse con otra persona. Le resulta insoportable aceptar un “no” por respuesta, se lo toma como algo personal. Es muy susceptible, y perfeccionista hasta la médula. Siente vacío, desasosiego y se lamenta de su situación. El frustrado solo necesita saber un par de cosas para salir de su pánico, y es que decir que “no” es una opción como otra cualquiera, y que nadie en realidad le observa y le juzga. Es su propia imaginación quien lo ata de pies y manos, decir “si” o “no” es en realidad una cuestión de gustos y debe respetarse, y quien observa y juzga solo emite su opinión particular y subjetiva, la cual además suele hablar de sí mismo y no de la persona a quien se acusa.

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